“Una huésped invisible e indiscreta de Casa Luna”, por Beatriz Vega.

La historia comienza cuando Marcos Fortuño, el mejor novelista español contemporáneo se recluye un verano en una casa rural llamada 'Casa Luna' con la intención de escribir su última novela. Y hasta aquí os puedo contar sobre el argumento porque ir más allá sería desvelar el gran secreto que encierra estas páginas.

"Casa Luna" es por una parte, una novela de sentimientos, de aromas y paisajes. Desde un principio, el lector siente que es un huésped invisible e indiscreto de Casa Luna. Es imposible no cerrar los ojos y sentir esos baños en la alberca, las moreras, los olivos y el calor que agosto trae consigo, y por lo tanto, te retrotrae a tiempos pasados, a mis veranos de juventud tan similares con ríos, siestas, paisajes rurales inolvidables y personas que sabes que son presente porque en cuanto termine esas vacaciones solo serán instantáneas de nuestra memoria.

Pero "Casa Luna" también es intriga, es bajar a los submundos del ámbito editorial. A lo largo de la historia es complicado discernir que es ficción y qué realidad porque la realidad siempre supera a la ficción.

Me quedo con las ganas de contaros más cosas sobre esta novela metaliteraria pero rompería el hechizo y el gran secreto que esconde.

En definitiva, una historia de muchos sentimientos, de secretos y con una prosa brillante y bastante poética.

Para mí ha sido todo un descubrimiento esta novela porque conocía al autor de sus manuales de derecho y sentía mucha curiosidad de cómo sería en la narrativa.

Si queréis descubrir el gran secreto que guarda estas páginas no dudéis en adentraros en "Casa Luna".

2 Respuestas

  1. Mientras leo ” Casa Luna ” llega el verano
    Yo, como Marcos Fortuño, soy amante del verano, “…es la ocasión de saber que estamos vivos desde hace miles de años. “…dice Marcos una noche, también de verano, en “Casa Luna “.
    Rotundamente… soy mujer de verano.
    En medio de su lectura, desde el balcón de mi casa ya huelo a las algas que seca el sol y que junto con la hidratante humedad sólo los levantinos entendemos. Cierro los ojos y me envuelven las olas del Postiguet y en ellas…los brazos salados de mi padre. También casi aprecio ya, el olor a pólvora estallada de las noches de San Juan en las que todo está por hacer; otro recuerdo oloroso que trae a mi memoria esa época en la que ” los días tienen nombre y no número”, como dices tú en ” Cuando siempre era verano” …”La infancia es el lugar que habitamos siempre”, decía Isabel Allende, creo recordar.

    Uffff !!! esta vez sí, tú, Miguel…¿dónde me has llevado?

    Si tu afirmación en ” Casa Luna ” de que los buenos lectores son aquellos que buscan emociones, sin duda estoy en la lista. Con tus libros (he leído los tres) me has subido a un carrusel emotivo cuya inercia todavía me mece y me hace escribir que : Marcos Fortuño me ha hecho sentir una inexplicable ternura en medio de tanta frialdad; he caído totalmente seducida por Matías Verneda ; me he sorprendido mirándome en el espejo buscando surcos en mis labios que retuviesen los besos que me han dado; he vuelto a la Universidad y a enamorarme durante un curso de Filosofía del Derecho…en verano; he regresado a Granada y me han abrazado en el mirador de San Miguel Alto y besado en el paseo de los Tristes; he vuelto a tener 20 años y a bañarme desnuda en una playa con luna (quién fuera Amalia!! ); he deseado con toda mi alma volver a encontrarme con un tal Ernesto Rosales al que conocí hace mucho, mucho tiempo y al que no pude salvar ( ya ves, los perdedores son mi debilidad ); y, también como a Marcos Fortuño, me has hecho volver a mi patria compuesta de familia y religión, de hermanos, juegos y afecto, todo ello aderezado con una intensa alegría y abundante amor.

    Sin saber bien por qué, tus libros me llevan a Paul Auster y a su máxima …nada de lo humano me es ajeno…me has hecho releer el increíble discurso que pronunció en la entrega de los premios Príncipe de Asturias y reflexionar sobre su idea de la utilidad (o no) de la literatura…mientras me encontraba contigo en “condiciones de absoluta intimidad “( léelo, por favor).
    Y por último, me has reconciliado con Borges, al que había abandonado en pro de Cortazar, totalmente estimulada con sus ” Cronopias “…en fin, errores de juventud…pido indulgencia.

    Miguel, gracias por estas tres increíbles y evocadoras “conversaciones” y por lo mucho que me has hecho disfrutar y vivir… como sólo se vive en verano. Y, si te parece, mientras me convocas a la cuarta cita, te espero en los brazos siempre acogedores y también cálidos de Javier Marías…( será él quién escribe..¿ no ? )

    ! Feliz Verano, Miguel !

    OTROSÍ DIGO : este verano…cuando nadie me vea, bajaré a la playa y volveré a bañarme desnuda en una noche de luna…seguro!, que por algo en “los nombres que nos ponen otros “… además de Manuela…también soy AMALIA.

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