La demora

Frente a la compulsión por conocer el desenlace, están la demora, el rito, la liturgia. 
El rito de la elección de Papa enseña la virtud estética de la demora. Una procesión lenta y lánguida de hombres mayores togados de rojo que se dirigen hacia uno de los lugares más bonitos del mundo (la Capilla Sixtina). Un juramento en latín. Un "extra omnes" que, más que encerrar a los cardenales, nos deja a todos (incluso periodistas) fuera del centro del mundo. Y la bendita espera. Lo mejor. Ellos votando, contando y quizás negociando (con el espíritu santo), y dos veces por día, sólo dos veces por día un noticiario: las señales de humo. Los periódicos y las radios, cuyo ritmo es por definición compulsivo, hacen cábalas. Agotadora, incesantemente, elucubran sobre qué significa que a la segunda o tercera votación no haya mayoría suficiente y profanan la espera con la cháchara de anécdotas y estadísticas sobre cónclaves y papas; en vano especulan con las quinielas de un corpus electoral impredecible (114 personas que ni hablan las mismas lenguas ni tienen por qué querer lo mismo para el gobierno de la iglesia); en vano buscan indicios detrás de un muro absolutamente blindado contra las filtraciones: sólo 114 personas saben lo que está pasando dentro, y millones de personas esperan fuera. Fumata negra: sólo los impacientes se lamentan. A mí me encantan las fumatas negras, porque se prolonga la espera. Mientras el humo es negro, todavía el mejor de todos puede ser elegido: todo sigue siendo posible. Siempre me gustó más la víspera que la fiesta, el viaje que la llegada.
A media mañana, o a media tarde, fumata blanca. Y más demora, la más anacrónica, la menos comprensible en los tiempos en que la sinapsis entre el origen de cada noticia y la aparición en la pantalla de tu ordenador se suele medir en minutos, a veces en segundos.  Son cuarenta, sesenta minutos desde que todos saben que alguien ha sido elegido Papa, hasta que se abre el ventanal de la Basílica y aparece un hombre enfermo diciendo el nombre del cardenal que se ha convertido en el nuevo Papa, y el nombre con el que vamos a llamarlo en adelante.
El rito de la elección de Papa debe ser declarado Patrimonio de la Humanidad.
 

2 Respuestas

  1. Yo firmo ahora mismo. La UNESCO tiene una lista de patrimonio inmaterial de la humanidad pero sospecho que no tiene mucha simpatía por el Vaticano.

    Hermoso post, por cierto…

  2. Excelente post, Miguel.
    Patricia

Deja tu comentario

Los comentarios dan vida al texto y lo pone en movimiento.