Conversaciones-sinversaciones.

 Ellos no se dan cuenta de que, se trate de lo que se trate, siempre están hablando de sí mismos. Si alguien vuelve de un viaje a París esperan a la primera pausa para contarte lo bien que comieron aquella vez en un restaurante de Saint Germain des Près y cuánto les costó, convirtiendo los francos de entonces en euros de ahora. Si luego se alude a un político cortan la conversación para decirnos que hace cinco años lo saludaron al pasar con la Carrera de San Jerónimo, sin ahorrarte luego la explicación de a qué habían ido a Madrid en aquella ocasión y con quién. Y si se comenta lo guapa que es la chica que acaba de pasar nos narran con lujo de detalles el último escarceo que tuvieron con una mujer idéntica y cuál es su actual estado de salud sexual. Da igual que se trate de política, de religión, de fútbol o de cine: todo lo refieren inmediatamente a su pequeño repertorio de experiencias, gastadas ya de tanto haber sido contadas. Ya puede cualquiera disponerse a explicarnos por qué le ha gustado tanto "Los detectives salvajes", de Bolaño, que ellos nos informan de que su detective favorito es Hercules Poirot (o quizás Gadget). No importa que a los demás nos interese más lo que estaba dispuesto a decirnos quien empezó a disertar sobre el significado del 15-M: ellos no dudarán de que lo verdaderamente relevante es que cuando eran universitarios corrieron delante de los grises o su opinión personal sobre el sistema financiero. Y si por casualidad se recibe la noticia de que a un compañero le han diagnosticado un cáncer, ellos se quejan de que últimamente se sienten algo cansados y no saben por qué. Para colmo, al final te preguntan cómo te va la vida.

1 Respuesta

  1. Hay una frase que siempre me ha gustado mucho de María Teresa Campos: aquí entremos todos y sálvese el que pueda 😉
    Saludos

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