Archivos de Etiqueta: Naderías

Elogio de la ineficiencia.

Lo "eficiente" es bueno, porque ahorra costes (o esfuerzos, o tiempo) y maximiza la utilidad (o el placer, o el beneficio). Hay personas abrumadoramente "eficientes", que toman decisiones racionales sopesando ventajas e inconvenientes, y las toman a tiempo: el camino más rápido, la mejor relación calidad/precio, el momento más ídóneo. Tienen una especial habilidad (o…
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La puerta del retrete

 Hace muchos años, las puertas interiores de los retretes públicos (en los institutos y facultades, en las estaciones de tren y de autobuses, en los bares y en las gasolineras) eran paneles de libertad de expresión. En la intimidad impune del retrete, cualquiera podía sacar un rotulador, escribir algo sobre Franco o sobre la democracia,…
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San Miguel

En el sur, tradicionalmente, se celebraban más los santos que los cumpleaños. Probablemente eso era reflejo de una concepción filosófica: lo importante es la identidad, y no la biología, y la identidad se construye por "referencias". En el fondo, el nombre es, al principio, algo prestado, y luego uno, a lo largo de la vida,…
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Malhumor.

Dedicamos tiempo y esfuerzo a aprender muchas disciplinas y a adiestrarnos en muchas habilidades: hablar idiomas extranjeros, resolver ecuaciones, conocer la historia, nadar, montar a caballo, cocinar, dar el revés con las dos manos, manejar programas informáticos, conducir, pescar con cucharilla, mondar la naranja con cuchillo. Nos enseñan a llevar la contabilidad, a rezar, a…
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Biblioteca.

Toda la tarde, todo el día ordenando la biblioteca. Como cada cuatro o cinco años, se trataba de hacer escrutinio de libros que ya habían perdido el derecho de estar tan cómoda y privilegiadamente instalados en el estante, mientras otros más meritorios no encontraban ya hueco y se encajaban en posturas forzadas, en doble fila,…
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El espray

       Mucho más efectivo que el reglamento, que la presencia del árbitro, en incluso que las tarjetas amarillas y rojas ha sido el espray. Una línea blanca, perecedera pero nítida, y se acabó la trampa de dar pasitos o desplazar el balón cuando el árbitro se da la vuelta. Una fútil línea…
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