Lucha de clases

Va quedando claro que en el nuevo orden económico nacido de la gran crisis se ha convertido en premisa lo que antes era pugna. En el modelo anterior se partía del reconocimiento de un "conflicto de intereses" en el corazón del sistema: la plusvalía, por un lado (es decir, el margen de beneficio neto de cada euro invertido en una iniciativa económica), y los costes salariales y fiscales por otro (el componente que de las "ventas" había de detraerse para pagar salarios, cotizaciones e impuestos). En el nuevo orden, la premisa es que el sistema necesita más plusvalía, y por tanto menos costes sociales. Ese es el significado de la principal reforma que ha acometido este Gobierno: la reforma laboral, cuya finalidad es ofrecer una variedad de soluciones al empresario tendentes, todas ellas, a abaratar los salarios.
 
Naturalmente, esta premisa no hace distinciones, de manera que ese incremento de plusvalía podrá tener destinos muy variados: en algunos casos se reinvertirá en la propia actividad de la empresa, que ganará competitividad y generará empleo; en otros casos se empleará en reparto de beneficios para que el inversor pueda vivir mejor, lo que a su vez incrementará las ventas de los productos caros; pero también se destinará en parte a guardarse en una bolsa opaca, acaso en un paraíso fiscal, para contingencias o necesidades futuras.
 
Seguir creyendo que las bendiciones de esa mayor plusvalía se derramarán hacia abajo hasta repercutir en una disminución del paro y un progresivo incremento del nivel de vida de los trabajadores, es ideología. No significa que sea una falsedad, simplemente es algo históricamente no comprobado todavía.
 
Lo que si está comprobado es que políticas de Estado del bienestar han permitido a una sociedad como la española aguantar de manera sorprendente los rigores de esta enorme crisis. La pérdida de empleo y la posterior pérdida de la prestación, la expansión de la pobreza y la pérdida en calidad y cantidad de los servicios públicos y las prestaciones sociales (efectos directos de la crisis de los que difícilmente puede echarse la culpa al Gobierno) habría conducido a la desesperación a mucha más gente si no es porque las familias tenían fondos de reserva que han amortiguado el golpe. Alrededor de un salario fuerte o de una pensión digna se ha organizado una resistencia. Muchos trabajadores tenían un dinero ahorrado que ha servido de fondo de subsistencia. Las casas estaban habitables, los coches eran en general nuevos. Todo eso se ha ido agotando: la clase media apenas tiene ya ahorro, y los nuevos salarios sólo sirven a corto plazo. Las casas envejecen, los coches dejan de superar el listón de la ITV, la despensa está en mínimos.
 
¿Qué puede pasar cuando la próxima crisis se encuentre con un ahorro muy concentrado en menos manos, y tanta gente sin reservas?
 
Yo sigo sin tener claro que no haya alternativa al dogma de que la mejor política social sea abaratar los salarios y ampliar el margen de beneficio.

1 Respuesta

  1. Mar

    No sólo usted no o tiene claro, somos muchos los españoles que nos damos cuenta de la desmantelación del Estado de Bienestar que, tanto esfuerzo supuso a todos crear tras treinta años de estudio, horas de trabajo, recursos personales y financieros y en definitiva lucha por conseguir un mundo mejor para todos. La posibilidad de disponer de recursos para atender las situaciones de necesidad de los ciudadanos hoy no existen. Sí, la crisis ha tenido sus efectos devastadores pero, el rescate a la banca y Cajas de Ahorro (que no a las familias) y, ese afán de algunos por enriquecerse a toda costa pisando lo que haya que pisar, saltándose la legalidad. La carencia de Leyes que, en situaciones como la actual protejan a las familias y actúen como garantes de la Sociedad del Bienestar ha sido otro error de base y así, llevamos las cosas.
    Yo ya no creo en muchas de las cosas que antes creía cuando veo el sufrimiento y la impotencia de los Trabajadores Sociales por no poder responder cada día a las familias que se encuentran no ya en situaciones de necesidad, si no en situación de pobreza absoluta. y esto sigue en aumento.Es una lástima!
    Saludos

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