Comentario sobre “Cuando siempre era verano”, de María José Moreno

"Hace ya unas semanas terminé de leer Cuando siempre era verano, de Miguel Pasquau. Y qué voy a decir o escribir de él, habiéndolo hecho tan maravillosamente Maave.
Pero hoy es un día muy especial para ella, su cumpleaños, y sé que tan sólo una pequeña reseña o un simple comentario del libro, será como un gran regalo para ella.
Pues sí, efectivamente el libro me ha trasladado a mi infancia y adolescencia. Quizá más a esta última. Me ha hecho recordar los olores, sentir el calor de esos veranos tan largos, silenciosos, adormilados, cuando parecía que esas tardes tan largas, no acabarían nunca.
Cuando siempre era verano, me ha hecho retroceder al momento en que me dí cuenta que mi infancia y adolescencia acababan cuando aparecieron la muerte o deterioro de las personas que llenaron nuestro espacio y que creíamos que siempre estarían ahí. Y llegó.
Todavía con mis hijos, me tumbo en la hierba en las noches, para mí mágicas, de las Lágrimas de Lorenzo. Y sigo pidiendo deseos en cuanto una aparece. Aseguro que más de uno se me ha cumplido.
Me quedo con la acuarela de Irene, que refleja el color de ese campo castellano, tan dorado por el sol de agosto, y pidiendo un deseo a esa estrella que dibujó tan bonita Irene".

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