Aizoon SL, o las corruptelas de la verdadera casta.

En un artículo anterior  (pinchar aquí) he defendido que la sentencia del caso Nóos no es disparatada, y he mostrado mi convicción de que la absolución de la Infanta no es resultado de presiones, sino de una valoración "normal" de las pruebas que hizo el tribunal. Pero hay otro aspecto que, en realidad, me interesa más.

Recordemos que una de los delitos por los que se condena a Urdangarín consiste en haber creado con su mujer una sociedad (Aizoon SL) con la finalidad de eludir el pago del IRPF por sus emolumentos (lícitos unos e ilícitos otros). Urdangarín giraba facturas por su participación en consejos de administración de otras empresas y por su asesoramiento, como si fueran servicios prestados por  Aizoon SL. Por tanto, no pagaba IRPF, sino el impuesto de sociedades, que es mucho menor. Además, los gastos de esa sociedad, que eran todos ellos gastos familiares y personales (viajes, adquisición de bienes, contratación del personal doméstico, reparación de su vivienda, etc.), los computaba como gastos deducibles de la sociedad. En definitiva, un "ahorro fiscal" que el tribunal, con magnífico criterio,  consideró una defraudación. Y como la defraudación excedía de 120.000 euros al año (que ya es defraudar), se convierte en delito fiscal. Del que también se benefició la Infanta, porque era titular de una tarjeta VISA, con la que cargaba a cuentas de Aizoon SL sus gastos personales. Parecido a los de las tarjetas blak: por eso fue condenada, también la infanta, a devolver todas esas cantidades. Lo que significa un reproche a su conducta que, aunque no sea penal, es grave.

Eso de crear una sociedad para pagar menos a Hacienda, ¿no les suena? ¿No conocen a empresarios, profesionales, y otras personas que no cobran por nómina, que tienen constituida su sociedad a nombre de la cual compran su coche o su ordenador, alquilan un piso, y pagan las facturas de restaurantes, viajes, y gastos familiares y domésticos de todo tipo? ¿No es eso lo que aconsejan tantísimos asesores fiscales de España para "optimizar fiscalmente sus retribuciones?

Bien, pues que quede claro que eso es un fraude fiscal por el que habría de sufrirse una multa o sanción fiscal. Y si se excede de 120.000 euros al año, es un delito. El que muchos lo hagan no es atenuante ni eximente: más bien es el retrato de una corrupción fiscal generalizada y de algún modo consentida. No digo, claro que no, que sea un fraude constituir una sociedad para ejercer una actividad mercantil. Sí lo es si se hace para eludir el pago de IRPF por ingresos que son rendimientos del trabajo personal o por simples actividades profesionales personales.

Que miembros de la Casa Real utilicen estos métodos es particularmente censurable. En realidad todo el relato de hechos de la sentencia condenatoria/absolutoria es un retrato cruel de modos de actuación que sospecho generalizados en ámbitos de dinero. Influencias, contratos públicos obtenidos en connivencia con Administraciones (a cambio de comisiones de doble dirección: una para empleados de la Administración, y otra para los conseguidores), y entramados de empresas cuyas terminales suelen tener ubicaciones curiosas: Gibraltar, Andorra, Luxemburgo, islas Belice, etc.

Esta es la "casta" que hay que convertir. Claro que sí, es la casta de los ricos tramposos que no paran de aprovechar los resquicios gracias a asesoramientos de despachos "ingeniosos". La casta no son, o no son necesariamente, los políticos, los altos funcionarios, o simplemente los empresarios, sino los que transitan con impunidad por esos circuitos tramposos. Está muy bien que haya quedado tan flagrantemente retratada en este caso "mediático". El interés por la absolución de la Infanta es comprensible, pero mi indignación prefiere dirigirse no contra unas magistradas que han hecho un trabajo profesional honesto, sino contra los ricos tramposos, que son un cáncer de esta sociedad al que no ha sido ajena la Casa Real. Aunque la Infanta haya quedado absuelta por razones jurídicas razonables y defendibles, ¿no merece reproche (moral como persona y político como miembro de la Casa Real) por haberse beneficiado de esas prácticas corruptas? ¿Es populista esta indignación?

 

2 Respuestas

  1. Cada vez que se elucubra socialmente sobre un asunto de corrupción, me acuerdo de lo que antiguamente se llamaban peones camineros, que cuidaban esforzadamente de caminos y carreteras ; y de los urinarios ( W.C. en inglés) de la estación de Atocha de Madrid, un lugar exacto por el que hemos pasado muchos andaluces para venir a nuestra tierra, antes de coger el Talgo o el Ave.
    La última vez que pasé, comprobé que hay que depositar una moneda para que se abra la entrada, y que hay dos personas de vigilancia y limpieza permanente de aseos y urinarios.

    Creo que hay que reformar el Código Penal en cuanto a las penas por delitos específicos de corrupción. La cárcel es penosa, pero está claro que no es suficientemente intimidatoria para evitar tales delitos. Mi propuesta es la siguiente:

    a) Los corruptos (políticos , banqueros, funcionarios, artistas, asesores, listos en general ) deben ir todos a la misma cárcel, creada ex profeso para ellos, en Madrid o en Barcelona, de manera que se vean las caras directamente , contrasten su ingenio delictivo, critiquen la violación de su presunción de inocencia y se autoprogramen su propia redención personal y moral No hace falta que dé los nombres.

    b) Deberán dormir en la cárcel y de día deben prestar servicios para la comunidad, tales como limpieza de aseos públicos, limpieza de calles, recogida de basuras, limpieza de hospitales, asistencia a necesitados, etcétera.

    La eventual alegación de que tales trabajos son humillantes o contrarios a su dignidad personal, debe ser castigada con multa dse 50.000 euros y curso de adaptación impartido por UGT y por trabajadores del ramo no delincuentes.

    • Suscribo la propuesta de Anónimo en su vertiente b. La cárcel es una pena realmente penosa que trata por igual a todo tipo de delincuencia y delincuente no habiendo similitud alguna entre un asesino de navaja, otro de drones teledirigidos; un roba carteras cleptómano, un pobre excluido, un banquero, un juez prevaricador o un miembro de la Casa Real… por decir algunos de un mismo sexo.No estoy tan seguro de la vertiente a de la propuesta anónima ya que todo colectivo tiende a crear parroquias y de listos andamos ya bien surtidos en España.

      Del artículo de Pascuau me sorprenden dos cosas. De un lado la focalización jurídico–moral del típico razonamiento de los textos jurisdiccionales. En mi opinión la lámpara que utiliza nuestro buen articulista y escritor de novelas y justicias deja en la penumbra la responsabilidad de jueces y magistrados en la tutela del habitual desenvolvimiento de esos perversos ingenieros fiscales maquinantes perpétuos de cosméticas legalista para las excelentes rentas de nuestros ilustres diversos.

      Penumbra que me sorprende en el photocall de Pascuau toda vez que desvanece en oscuridad absoluta el aliento jadeante de las mismos bancadas del Parlamento. Extraña oscuridad en la que se intuyen cómodos los otrora artilleros leones de las Cortes en plena digestión de los pobres legisladores que de torpes más que un ordenamiento jurídico ofrecen una inmensa colección de extensas lagunas de fragancias diversas y variados acomodamientos turísticos.

      No defiendo con ello los privilegios reales de la casta borbónica y sus distintas parroquias de tramposos pero si me sorprende el buenismo esfervescente de un justo que –en un país gangrenado de millones de demonios–, valora la “honestidad” como norma de justicia y en el más puro soberanismo salomónico secciona de un tajo al vínculo más sagrado del cristianismo separando mujer santa de marido corrupto… no diré yo que el machetazo de nuestro autor sufre de vicio machista… No…, pero si diré yo que en estando conforme con su opinión sobre los círculos de tramposos, no los veo yo como almas malignas de genomas demónicos, huespedes deluxe del panóptico foucaltiano, sino más bien como lirios de agua de esas frondosas lagunas resort del derecho constitucional de baja intensidad.

      Recuerdo ahora la tesis de un famoso magistrado del Tribunal Supremo norteamericano que decía que el delito no es una esencia humana sino una circunstancia creada por el legislador. El mismo al que años mas tarde le leí un artículo donde explicaba por qué las cárceles norteamericanas encerraban más negros que blancos si todos eran iguales ante la Ley… Muy simple: Al negro se le aplica el artículo con agravantes y al blanco se le aplica el mismo artículo con eximentes. Conclusión: TODOS IGUALES ANTE LA LEY. CONSECUENCIAS; A los titiriteros de Granada se les mete en la cárcel y a los payasos borbónicos se les invita al lunch una vez al mes en el flamante restaurante del Palacio de Justicia de Suiza. A cada uno lo suyo y a cada cual lo que se merece… ¡Puro Derecho Romano!

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