La propuesta-sonda de Gallardón sobre repenalización del aborto eugenésico quiere, supongo, provocar un debate, y no es fácil evitar entrar al trapo.
Antes de denostarla, a mà me gustarÃa precisar que me parece coherente: si se va a volver al sistema de "indicaciones" o supuestos (es decir, el aborto es delito, pero puede no serlo no en función de plazos, sino de supuestos), es porque se piensa que la vida del recién engendrado es un bien jurÃdico protegible por estar ya dotado de dignidad humana desde el primer momento. Si eso es asÃ, me parece absolutamente coherente proteger la vida del recién engendrado con malformaciones genéticas que comporten la amenaza de deficiencias mentales, discapacidades fÃsicas o enfermedades incurables que previsiblemente van a poner un plazo de caducidad a la vida de quien llegue a nacer: en efecto, igual que no dudamos nadie que la vida de un niño con sÃndrome de Dawn ha de tener exactamente la misma protección que la de un niño "sano", tendrÃamos que concluir que si la premisa de la penalización del aborto es defender la dignidad de la vida humana durante la fase del embarazo, ambas criaturas deberÃan tener la misma protección (penal) en la configuración del delito de aborto. Un aborto no es un homicidio, pero si el fundamento es el mismo (la vida), serÃa incoherente despenalizar la muerte del enfermo y penalizar la del sano.
El problema, por tanto, está en el punto de partida: ¿debe considerarse el aborto un delito desde el primer momento de la fecundación? Eso requiere una decisión polÃtica que en España dista todavÃa de encontrar consenso social. En mi opinión la ley de plazos parte de la siguiente premsia: supone, en realidad, que sea cual fuere la consideración moral, religiosa o cientÃfica sobre el momento en que puede hablarse de "persona", la comunidad social no reconoce todavÃa, como uno de los suyos, a quien, pese a haber sido engendrado y tener potencialidad genética y fisiológica para convertirse en persona, no ha superado un plazo durante el cual se atribuye a la madre el monopolio de la decisión. Si la madre no lo reconoce en un plazo determinado, la comunidad tampoco, y por tanto abortar en ese plazo no es delito. Transcurrido el plazo, el feto "ya es uno de los nuestros", y merece reconocimiento y protección social y jurÃdica: al fin y al cabo, planteamientos religiosos aparte, alguien es persona porque es reconocido como tal, y la sociedad tiene derecho a preferir la libertad de maternidad (con plazos) frente al derecho a ser persona de un conjunto de células que, abandonadas a sà mismas, y en interacción decisiva con el cuerpo de la madre, puede llegar a nacer.
El sistema de plazos es duro de aceptar, porque comporta la desprotección penal del inicio de la vida humana. Pero es coherente, porque se fundamenta en la concesión de un derecho. El sistema de indicaciones es duro desde otro punto de vista, pues puede obligar a la mujer a llevar adelante un embarazo no deseado: pero resultarÃa incoherente si protege sólo a fetos sanos y desprotege a los enfermos. De ahà que, si el Gobierno quiere suprimir la despenalización total en el plazo inicial del embarazo, hará bien en suprimir la indicación eugenésica.
La propuesta de Gallardón tiene, de todas formas, otro problema: si se permite el aborto en el caso de dificultades económicas de la madre, o en el de violación (otras dos indicaciones admitidas en la antigua ley), ¿no se está discriminando al (futurible) hijo de pobres frente al de ricos? ¿No se sanciona al ser nacido de una violación de la que ninguna culpa tuvo, frente al que nació del amor de sus progenitores?
El sistema de plazos escapa de esas disquisiciones (aquà sà puedo abortar, aquà no) y sitúa la cuestión en el tiempo (hasta este momento sÃ, luego ya no), evitando condenas penales difÃcilmente asumibles por la sociedad, asà como el retorno a la práctica clandestina del aborto. Por eso me parece que, incluso desde una perspectiva antiabortista, el sistema de plazos es más respetuoso con la vida humana que el injusto y discriminatorio sistema de indicaciones o supuestos. El tiempo es una circunstancia objetiva, razonable e igualitaria. Los otros criterios de despenalización son radicalmente discriminitarios.
Hace años un señor mayor comentaba: Los curas mandan a sus feligreses tener el número de hijos que Dios les mande…como se ve que ellos no les tendrán que mantener, ni verlos pasar hambre.
Sobre esta ley que propone Gallardón, que viene a ser lo mismo, dirÃa que es la madre que va a traerlo al mundo la que deberÃa decidir. Por un lado se obliga a que los niños vengan al mundo con las malformaciones que sea, y por otro lado se quita las ayudas a la gente dependiente; ¿quienes ayudarán a esas madres a cuidar de sus hijos dependientes de por vida? ( en los casos severos).
Conozco mujeres que han tenido hijos con malformaciones y es un tema muy serio. Quizá yo elegirÃa no tenerlos dado el caso, y me gustarÃa que no sea otro quien decidiera por mÃ, que serÃa quien me matase por verlo feliz de por vida. Desde la polÃtica harÃan lo que ahora, si tengo suficiente para vivir bien por mÃ, y si no tengo allá yo…
Saludos
He entrado hoy en su blog buscando su opinión sobre el tema del aborto, y como no, encontre su respuesta.
Espero que siga entrando al trapo sobre los temas en los que es más facil agachar la cabeza, que intentar dialogar sobre ellos.
En este pais cada dia más polarizado y radicalizado en ciertos temas, en los que ambos polos se creen en posesión de la verdad absoluta, creo necesario que gente como usted exprese su opinión, la cual suscribo totalmente y con su permiso la comparto en las redes sociales.
Reciba un cordial saludo.
Gracias, Javier
Hoy he descubierto este blog que me sorprende gratamente y aprecio con cariño, su autor supongo que sabrá por qué.
Hace aproximadamente 31 años, siendo muy jovencita y soltera me quedé embarazada de mi primer hijo. DÃas antes de saber que estaba embarazada, una tÃa mÃa me pidió que firmara en contra del aborto. No lo hice.Mi argumento, cuando preguntó – ¿ porqué no, es que acaso estas a favor?- fue el mismo que hoy mantengo, "No estoy ni a favor ni en contra, depende del supuesto del que se trate". Cuando semanas después me enteré de mi embarazo, recibà todo tipo de apoyos para que si querÃa abortar lo hiciera en las mejores condiciones, por supuesto en Londres que, era el lugar donde las españolas iban en esa época a abortar. Bien, yo a pesar de los apoyos, las facilidades y cómo no muchas presiones familiares por el que dirán (Soy de una ciudad pequeña) siendo una madre soltera, agradecà a aquellos que me querÃan ayudar su gesto pero tomé la decisión yo sola y no aborté. Decidà tener a mi hijo que hoy tiene 30 años y es un ser encantador. Esta decisión, me acarreó problemas familiares continuos y grandes presiones por el hecho de tomar una decisión que me correspondÃa a mi y sólo a mi. Mi historia tuvo un final feliz pero, cuántas historias de mujeres en esa misma situación lo tienen? ¿Qué decisión hubiera tomado yo si el hijo que esperaba hubiera sido fruto de una violación y no del padre de mi hijo al que yo querÃa?¿Qué hubiera decidido si me dicen que mi hijo tiene una malformación grave? Sinceramente no puedo responder.
Miguel, su exposición acerca del tema me parece enormemente acertada, cargada de razones bien fundamentadas y con la dosis justa de interrogantes que toda mujer es capaz de preguntarse. Gracias por su comprensión.
Muchas gracias por contar tu experiencia, Mar. Tu experiencia nos pone de frente a la realidad, y la realidad hace siempre más difÃciles más respuestas…