Un leve golpe de alegria.

Crisis? What crisis? Recuerdo la portada del álbum de Supertramp: el hombre en bañador, con una sombrilla y un vermut, todo en colores vistosos, sobre un fondo de fábrica y humos en blanco y negro. El confort en medio del desastre.

El confort es la aspiración pequeño-burguesa por excelencia: la búsqueda de lo plano (y la renuncia a la cumbre) por miedo al precipicio, la protección frente a las experiencias de crisis. La pequeña seguridad de lo cómodo. La exaltación de lo fácil y la huída de lo difícil. Uno puede preferir un sillón confortable, pero no, desde luego, una vida  confortable. No hay peor pecado que una vida alienada, y eso es justamente el confort como modus vivendi. Alienados, es decir, vendida el alma, o quizás alquilada. El universo reducido a las cuatro cosas que hemos podido comprar. La terrible sospecha de que uno vive en una casa ocupada por el vacío moral, como los hermanos de la Casa tomada de Cortázar.
Esta tarde he torcido una esquina y, de repente, un aire frío y limpio me ha recordado lo que tantas veces supe: que la alegría es el primer compromiso moral.  La alegría a pesar de todo. Esa que no es una mera segregación de un estado de ánimo confortable, sino un empeño en no añadir pesadumbre. Demasiadas desgracias, demasiada injusticia hay como para ir contando por ahí que nos duele la rodilla.

3 Respuestas

  1. Leo

    Y la felicidad, una decisión y un compromiso.
    🙂

  2. Muy inspiradora esa formar de torcer las esquinas

    😉

  3. Mira a ver si puedes enviar para aquí un poco de ese aire limpio y frío.

    Un beso.

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