Hamás lanza cohetes sobre poblaciones israelÃs. Netanyahu ordena bombardeos sobre Gaza que han acabado con la vida de 40 personas, ocho de las cuales son niños. O viceversa: Israel bombardea y Hamás responde. No lo sé, estoy harto de no saberlo. Cansa mucho la expresión "espiral de violencia". Cansa no poder vomitar todo el asco que da la muerte de ocho niños como daño colateral de una operación "antiterrorista" sin tener que aclarar inmediatamente que también está muy mal lanzar misiles o cohetes contra núcleos urbanos, no vaya a ser que los vigilantes de la playa te acusen de comprensión con los terroristas. Cansa no poder llamar terroristas a los militares de Hamás que compran en el comercio internacional cohetes para mantener en vilo a los israelitas y atornillar asà ese estado de agresión tan continua como calculada que da réditos a delincuentes financieros y a polÃticos cÃnicos, no vaya a ser que los vigilantes de la otra playa te digan que estás intoxicado por la prensa occidental.
Lo cierto es que a partir de cada episodio, si decidiéramos dedicar algo más de lo que dura la noticia del telediario a contemplarlo, es suficiente para sentir asco metafÃsico. Por ejemplo, los niños que murieron ayer. No son los de la fotografÃa, que es de cualquier otro incidente similar. Niños que estaban en su verano, que anoche iban quizás a ver el partido del Mundial, que se habÃan peleado con un amigo o habÃan salido de un resfriado. Zas, al basurero: estaban ahà y murieron por la guerra de sus mayores. Sé de un amigo que me dirÃa (ya no puede hacerlo) que si viviese en Telaviv lo lamentarÃa pero lo comprenderÃa. Pero no me vale. No quiero que me valga. Estoy harto de comprender. Ellos, los que ganan (poder y dinero) con toda esta historia, juegan con nuestra comprensión, con nuestra parálisis ante la "espiral". Una espiral es una sucesión de puntos, y hoy me paro en este punto. No me voy a dejar enredar en consideraciones circulares. Odio a Netanyahu por haber matado a ocho niños y decir (si lo dice) que lamenta la pérdida de ocho vidas inocentes. Y odio a quienes ya están haciendo del dolor de sus padres munición para más cohetes.
Me gustarÃa pensar que un dÃa el pueblo de Israel se levantará rabioso contra sus violentos mandatarios; y que los palestinos de Gaza apedrearán al staff de jefecillos que está planeando la compra de otro cohete.
Alguna vez el opio del pueblo pudo ser la religión. Ahora son las banderas, que nos impiden saber quiénes son nuestros enemigos.
http://vimeo.com/m/50531435
Creo que ilustra bien lo que dices.
SÃ, es muy bueno. Recomiendo verlo.