Pendientes.



Tres de diciembre. Pendientes de un amigo que se ha entregado a la pericia de unos cirujanos y al azar de un quirófano. Un amigo que ayer reía con la voz y temía con el gesto mientras avanzaban las horas en la pequeña habitación del hospital hacia la terrible cita de esta mañana cargada de miedos y de esperanzas, y que ahora está dentro del paréntesis de una anestesia larga y profunda. Un amigo que desde hace treinta y seis años es un amigo. Un amigo que lo es sin exclusiva, que hace que sus amigos queramos a sus otros amigos, a tantos amigos. Un barranco, un plano inclinado que nos hace caer desde nuestro sitio hacia el valle fuerte donde los colegas, juntos, roban caballos y se paran para reír, para jugar y para hablar sin límite. 

Tres de diciembre. Pendientes de lo que esté pasando en ese paréntesis, donde no sólo están sus vísceras, sino tantos de nosotros ahí dentro, barranco abajo. Suerte, amigo. Luego subimos otra vez juntos el barranco, hacia donde están las Casas Altas, que seguirán ahí mientras tú puedas.

2 Respuestas

  1. Es un momento complicado en el que todos los miedos están ahí, junto a todas las esperanzas. Que todo salga bien y que sea tu amigo otros 36 años o más.
    Un abrazo

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