Los twits de Zapata y la Inquisición.

 
 
 
Quizás debería esperar una semana a escribir este comentario, porque me siento aturdido por cómo se han desarrollado los acontecimientos, y es probable que haya matices que no sea capaz de ver. Pero no me gustaría que la prisa en la que vivimos y la capacidad de banalizar lo que ya no es noticia caliente me disuadieran luego de expresar mi indignación por algunos aspectos del asunto de los twits del concejal Zapata.
 
¿Tendré que aclarar, antes de nada, que no soy complaciente con las masacres nazis ni con los asesinatos terroristas? Me niego a hacerlo, porque sería tanto como avisar a la policía, antes de salir a la calle, de que no pretendo cometer ningún crimen en la vía pública. Lo cierto es que no tengo tanto sentido del humor como para que me gusten los chistes de humor negro, ni las jocosas blasfemias, ni los estribillos machistas que tan alegremente circulan por correos electrónicos y teléfonos. Pero eso da igual. Conozco a amigos que sí saben reírse de todo, y los veo sanos y saludables.
 
Lo primero es constatar que alguien se puso a hurgar en los twits de este concejal (seguramente de algunos más), encontró esos tesoros, se frotó las manos, los comunicó a alguien, y estos alguienes han conseguido lo que pretendían: el acoso y derribo de un tipo más o menos normal que había decidido incorporarse a la política. A éstos sencillamente habrá que darles la enhorabuena, porque han conseguido lo que pretendían: poner en aprietos, nada más tomar posesión, al nuevo equipo municipal de Madrid. Naturalmente es eso lo que pretendían, y no solidarizarse con los judíos o con Irene Villa.
 
Lo segundo es la enorme indignación que me ha causado una editorial de El País (http://elpais.com/elpais/2015/06/14/opinion/1434302827_139335.html), en la que se imputa a Zapata inducir al odio racial y al desprecio por las víctimas (al tuitear esos chistes de tan mal gusto), y un artículo de Elorza, titulado "El discurso del odio" (http://politica.elpais.com/politica/2015/06/15/actualidad/1434376872_512791.html.) en el que reprocha a Carmena haber integrado en la política a "quienes rechazan aún hoy el reconocimiento de los pasados crímenes" y acaba diciendo que la indignación (en referencia, supongo, al movimiento de los indignados) "nunca justifica el llamamiento a la tortura y a la muerte". Es literal, compruébenlo. Supongamos que Zapata tuiteó bobaliconamente esos chistes para hacer reir (que es la peor de la hipótesis), y no para, como él dice, poner ejemplos de chistes zafios en una conversación sobre los límites del humor negro (que es la mejor hipótesis). En ese caso, puede estar justificado el desprecio y la crítica; pero de ahí a considerar que induce al odio y al desprecio y que hace un llamamiento a la tortura y la muerte, resulta tan ridículo, que parece un chiste. Lo peor es que El país y Elorza no lo dicen para contar un chiste, sino con tono serio, como si fueran los jueces de un tribunal de la Inquisición sobre los hábitos políticamente correctos. A mí me indigna esa superioridad moral que se enmarca en textos engolados con la intención mezquina de cabalgar sobre una ola generada con intención política.
 
Lo tercero son las consecuencias. Yo habría aconsejado a Carmena que no actuase tan rápidamente. Habría preferido que reconociera, con la franqueza que le caracteriza, que está aturdida, y que sí le tiembla el pulso al tomar ese tipo de decisiones, que no le gusta decidir al dictado de editoriales y primeras páginas de periódicos, que no quiere atizar una caza de twits de unos y otros para señalar con el dedo estupideces, que es capaz de tener en su equipo de gobierno gente que se haya equivocado, que no podría dormir tranquilamente si cometiese una injusticia con un colaborador para simplemente "acallar a la prensa" y quedar ella en el lado bueno, y que quiere tomarse un tiempo para decidir sobre el destino de Zapata.
 
La dimisión "fulminante" de un tal Zapata es una noticia peligrosa. Induce e incita a rebuscar en el pasado equivocaciones estupideces, tonterías, y convertir la política en un teatro de apariencias e hipocresías absolutamente prescindible para la prosperidad de los ciudadanos. En este país no se dimite por equivocaciones políticas como implicarse en una guerra con decenas de miles de muertos por confiar en informes falsos sobre la existencia de armas de destrucción masiva (PP), ni por haber alimentado un crecimiento alocado de la especulación urbanística y endeudamiento masivo con consecuencias que eran fácilmente previsibles (PSOE), pero sí se tiene que dimitir por haber contado un chiste estúpido hace cuatro años. Seguramente ahora los de Podemos se lanzarán a buscar twits inconvenientes de concejales del PP o del PSOE, y seguro que encontrarán madera. Y así unos y otros se reprocharán no ya ser corruptos, cuidar más de las arcas del partido que la normalidad urbanística, o malversar la democracia con decisiones injustas, sino tener manchas en el pedigrí de lo políticamente correcto.

El daño ya está hecho, pero todavía podría intentarse un cordón sanitario ante la deriva estúpida de estas inquisiciones morales. Me gustaría proponer que en adelante, salvo en el caso de delitos o actos de gravedad inequívoca, los responsables políticos se comprometieran a negarse a aceptar dimisiones tomadas en caliente ante la presión desbocada de los medios de comunicación. Que se impusieran a sí mismos un periodo de reflexión de no menos de una semana, que es lo que tardan en enfriarse las tormentas mediáticas. No para asegurarse impunidad, sino para proteger al poder político de semejantes distorsiones que pueden acabar en el peor de los populismos. Aunque utilicen tono campanudo de gravedad, como el del artículo de Antonio Elorza. La inquisición, como la pureza, siempre tiene prisa, y la prisa es mala para la justicia.
 
Las imágenes de Zapata pidiendo perdón y declarando que no es antisemita y que rechaza todo tipo de violencia me recuerdan demasiado a los condenados por la Inquisición, que en vano hacían profesiones de fe, pese a que ellos no se reconocían culpables de nada. Sinceramente, me ha parecido humillante.

15 Respuestas

  1. Enhorabuena, Miguel. Has puesto sensatez y cordura a las hipócritas informaciones.

  2. Anónimo

    ¿Entonces se debería no dar importancia a publicar tuits con chistes divertidos y bromas graciosas sobre José Couso, si es en supuestos debates sobre los límites del humor negro?

    • Mi respuesta está en el texto, Anónimo, basta leerlo despacio.

      Imagina que a mí hace poco me han contado un chiste sobre la técnica de "carne cousificada" para referirse a un guiso de carne a la brasa, y te lo copio aquí (más o menos, acabo de hacerlo). E imagina que por cualquier razón, A. Elorza o la editorial de cualquier periódico, dentro de cuatro años, queriendo hacerme daño, salta diciendo que no pueden ser jueces en España quienes instigan y hacen llamamientos al asesinato libre de reporteros en contexto de guerra. ¿No te parece más grave la conducta del editorialista que la mía?

      Si en vez de contarlo de oídas para ponértelo como ejemplo, el chiste fuese inventado por mí en una especie de competición de chistes duros, empezaríamos a entrar en el terreno de la imprudencia y del mal gusto: en tal caso, la consecuencia no puede pasar de la desaprobación estética o el desdén. Desde luego, ninguna condena moral.

      Y si, por último, lo cuento o lo difundo con la finalidad de hacer daño a los familiares de Couso, soy un delincuente, y merezco la cárcel.

      En el caso de Zapata es evidente que lo que ocurrió puede moverse entre la primera hipótesis (la mejor) y la segunda (la peor), pero en absoluto en la tercera (la delictiva). Y la respuesta de El país y de Elorza ha sido tratarlo como un delincuente que instiga al odio racial y hace un llamamiento a la tortura y la muerte. No me digas que no resulta expresivo de un ánimo deliberado (del periodista) de multiplicar el efecto político pretendido por los rastreadores de los tuits de ese tipo.

      No sé si te he aclarado mi opinión.

  3. Anónimo

    Estaba clara ya antes su opinión. Pero la burla pública y cruel de 'Guille' Zapata contra la joven violada, asesinada y con el cuerpo sin devolver Marta del Castillo no surgió en ninguna "competición", sino más de un año después de los 'chistes' sobre el terrorífico Holocausto, y porque a Zapata le dio la real gana. Pero aquí pocos discuten si un tipo así es o no decente o directamente un delincuente, sino si es digno de ocupar un cargo público en un Estado social y democrático de derecho como dice la Constitución que es España. Creo que a ustedes les cuadra el verso de Víctor Jara: "…su conciencia la enterró en un ataúd…" Y al tal Zapata el final: "…y no limpiará sus manos toda la lluvia del Sur". Muchas gracias por contestar.

  4. ¿Se inventó Zapata el chiste sobre Marta?
    Tengo un muy buen amigo, que es persona muy íntegra, que no es capaz de resistirse a contarme chistes durísimos como estos, y aunque a mí me costaría contarlos, le reconozco que suele conseguir que me ría. No lo considero cruel, ni siquiera desconsiderado, y desde luego lo querría a ciegas como concejal de cultura de cualquier ciudad de España.
    Distinto es que Zapata estuviera despreciando la suerte de las víctimas. No se lo presumo, francamente.

    En un Estado democrático es digno de ocupar el cargo quien ha sido elegido para ello y no está incurso en causa de inhabilitación o incompatibilidad. Y lo que me preocupa precisamente es que la legitimidad democrática se sustituya por pontificaciones morales (no me refiero a la suya, sino a la del diario El País que ha querido rematar el trabajo de zapa hecho por otros). Por eso habría preferido que la alcaldesa no hubiese decidido tan pronto: a mí me ha dado la impresión de que el cese no ha sido por convicción de que Zapata no sería un buen concejal de cultura, sino simplemente para acallar las críticas, y eso me resulta preocupante. Créame que eso me importa más que quién sea el concejal (no conocía de nada a Zapata), e incluso que cuál es la catadura moral de ese señor.

    Pero lo que me ha llamado muchísimo la atención de su comentario es el desliz de utilizar la segunda persona del plural: "ustedes". ¿A quién se dirige usted?

    Le agradezco (mucho) que haya enriquecido este rincón con sus comentarios.

    • LUIS MORENO

      yo es que creo que un juez no debe opinar de politica, asi que deje el cuarto turno y métase en politica

  5. He valorado mucho tu reflexión porque es sutil y templada. La he compartido y comprobado con satisfacción que ha parecido excelente a mucha gente. Me parece importante que lo sepas. Sigue escribiendo y publicando: vale la pena!!

    • Muchas gracias, Begoña Eguiluz. Es un lujo poder escribir lo que se piensa y recibir respuestas como la tuya, y como la de Anónimo.

  6. Anónimo

    La vida me ha tratado bien, gracias a Dios, pero creo que si me tocara todavía pasar lo de los judíos europeos, lo de los padres de Alcàsser (que el tosco Zapata ni sabía escribir bien), lo de los padres de Marta del Castillo o lo de Irene Villa, me daría de baja de la concepción de Estado que describe usted (aunque en estos casos no suele poderse –a pesar del mucho "Sí se puede"–, porque al final te ponen un muro y nunca te dejan).

    "Pero lo que me ha llamado muchísimo la atención de su comentario es el desliz de utilizar la segunda persona del plural: 'ustedes'. ¿A quién se dirige usted?"

    Evidentemente me dirijo a usted y a su lectora Rosa (primer comentario), que en todo le da la razón.
    Reiterándole mi gratitud.

  7. LUIS MORENO

    yo creo que un magistrado, aunque sea por el cuarto turno (es decir, por enchufe) no deberia escribir estos panfletos

    • Ya. Seguro que no es el único que piensa así. Aunque esa equiparación ("es decir") entre cuarto turno y enchufe es injusta. No lo digo por mí, que no soy de ese turno, sino por los magistrados del cuarto turno, que entran en la carrera gracias a un curriculum personal como jurista y una oposición.

  8. Paco Bueno

    Acabo de leerme enterita y con entusiasmo tu novela "Cuando siempre era verano". Te felicito por ella. Y buscaba tu correo porque sebes que un lector siempre intenta comunicarse con el autor, cuando me encuentro tu blog y esta entrada sobre los twits del tal Zapata. Para nada comparto tus afirmaciones:
    ¿Crees, de verdad, que Zapata es "un tipo más o menos normal"?
    ¿Dirías lo mismo si sus macabros twits se refirieran a los abogados de Atocha?
    ¿No te parece adecuado que los periodistas nos cuenten qué personajes tenemos como concejales?
    Pero volvamos a tu novela: Genial! Espero alguna vez comentar contigo lo bien que describes paisajes y sentimientos.
    La presentación impecable como todas las de esa edictorial. Por cierto, una errata, o eso supongo. Página 133: en latín: lo correcto es custodiat me. No custodiam mei como pones.
    Sigue escribiendo que lo haces de maravilla.

  9. Muchas gracias, Paco Bueno, por los dos comentarios.
    Pero quiero insistir en mi planteamiento, porque sinceramente estoy convencido de lo que digo. Los chistes sobre el holocausto me parecen, créeme, más graves que los de los atentados de Atocha o los atentados terroristas en general, porque el holocausto, por su significado y dimensiones, fue una de las peores atrocidades de las que la humanidad ha sido capaz. Si alguien banaliza de verdad estas cosas es un estúpido. Si alguien lo hace para hacer daño, es un delincuente. Pero insisto: ¿no tienes, como yo, algún amigo verdaderamente sensato y sensible al dolor humano que es capaz de contarte en ciertos contextos y situaciones algún chiste horrible y terrible sobre lo más sagrado, y además reírse a carcajadas? Y si es así, ¿crees de verdad que por contarlo pierde su integridad moral y se pasa al bando de los nazis, de los asesinos de Atocha o de los etarras? Esta es la cuestión. Si queremos dar dimensión política a los twits de Zapata (que ha sido lo pretendido por quienes los han "rescatado" de los miles en que estaban enterrados), para mí lo importante sería saber si este tipo tiene o no alguna duda sobre la monstruosidad del holocausto o del terrorismo etarra o del asesinato de una chica violada y hecha desaparecer. Y desde luego esta conclusión queda completamente fuera del perfil que sobre este tipo puede encontrarse buscando un poco en internet.
    Si fuera de otro modo, desde luego, no sólo debería ser cesado como concejal de cultura, sino profundamente despreciado.
    Es decir: en efecto, el contexto es fundamental, porque lo que me importa no es la literalidad del chiste, sino la catadura moral.

  10. Joaquín Ataz López

    Querido Miguel: acabo de descubrir tu blog, así como esta entrada. Me alegro de que por fin alguien pongo un poco de sensatez en un tema en el que todo el mundo parece hablar al dictado de lo "políticamente correcto". Personalmente me disgustan los comentarios que Zapata hizo y si tuviera que juzgarlo sólo por ellos, posiblemente no me haría una buena opinión de él. Pero nunca me atrevería a juzgar a nadie sólo por uno o varios twits. En todo caso la censura y el ostracismo al que parecen condenar a quien dice según qué cosas me parece mucho más grave y peligroso socialmente que lo que el tal Zapata pudo hacer. Creo, además, que son comentarios hechos por alguien que no era en aquel momento personaje público y no creo que pensara en llegar a serlo. Posiblemente nunca lo habría sido de no haber habido interés mediático en destriparlo.

    • "nunca me atrevería a juzgar a nadie sólo por uno o varios twits". Eso es clave, Joaquín en este país de buscadores de oro que se ha reconvertido en país de buscadores de… lo contrario. Qué alegría ver aquí tu nombre.

Deja tu comentario

Los comentarios dan vida al texto y lo pone en movimiento.