Los días y los muertos.

Había una cierta jerarquía entre los muertos. El primero de noviembre era el día de los santos, es decir, de lo que ya estaban oficialmente en el Cielo. El día 2, el de los "difuntos", más bien sabía a purgatorio, a los muertos normales y humildes de los que no había seguridad teológica de que ya hubiesen purgado lo que tuvieran que purgar: el día de las almas que ya habían dejado la Tierra, pero aún no habían llegado al Cielo. Me dio por pensar alguna vez que entonces el día 3 debería ser el día del infierno. Los otros. Los condenados. La gehena, el vertedero. Quizás habría que incorporarlo al calendario, aunque su utilidad teológica es dudosa, porque nuestros rezos ya no podrían conseguir un rescate: su suerte estaba echada.

Me pareció siempre que esta clasificación podría ser nula de pleno derecho, porque deriva de sentencias sin juicio. Si el juicio final ha de ser al final de los tiempos, si ha de hacerlo Dios colocando a unos y otros a su derecha y a su izquierda, ¿cómo nos atrevemos nosotros a ese prejuicio tan descomunal que es la santidad? Sí, es cierto, los santos han debido ganar un debate al abogado del diablo, pero la sentencia la dicta un tribunal incompetente que imagina cuál será la decisión de Dios. ¿Cuántas sorpresas nos llevaremos en la segunda y definitiva instancia? ¿Cómo podremos asumir que alguien a quien hemos rezado como santo sea después colocado a la izquierda en la apelación? ¿Cuántos cambiarían de fecha (el uno, el dos y el tres de noviembre) si hubiera calendario después del final de los tiempos?

Cierto que la ubicación de la gran mayoría (los que no han sido declarados miembros del club de "todos los santos") es imprecisa. Salvo ellos, cualquiera puede estar a salvo, o purgándose, o condenado. Hay, de entre ellos,  santos anónimos, hay una purga multitudinaria, y hay un lugar donde esperan en prisión preventiva, sin derecho a purgar, incomunicados y sin permisos, quienes sólo podrían acaso aspirar al indulto.

¿Puede indultar Dios? En vida perdona, pero parece que tras la muerte sólo le damos la facultad de juzgar. Y, sin embargo, como Dios está fuera del tiempo, como Dios es la eternidad que ha logrado fugarse de la entropía, todo indica que el juicio ya está hecho, y que simplemente se demora la notificación de la sentencia. Eso me hace pensar que todos los muertos, salvo acaso los santos oficiales, están todos en el purgatorio por si acaso. Y me entra pánico al pensar en la suerte de los que están creyendo purgar sus pecados sin saber que es en vano, porque están ya condenados pese a no haber sido notificados de esa sentencia dictada fuera del tiempo, es decir, al final de los tiempos.

¿Ocurrirá así también con los vivos? ¿Está ya dictada la sentencia de quien ya nos ha visto morir antes de que muramos?

Tengo una sospecha. Quizás el cielo, el purgatorio y el infierno son sólo medidas cautelares que duran mientras existan noviembres. Cuando se acabe el calendario, cuando deje de haber tiempo, cuando no haya ningún ser vivo sobre la faz de la Tierra, cuando el uno, el dos y el tres de noviembre sean el mismo día o la misma noche, llegará la amnistía general. Un borrón y cuenta nueva. Un nuevo big-bang, para volver a empezar. Y todos nos habremos convertido en el Dios de ese siguiente universo, por los siglos de los siglos.

Amén. (Que significa: "ojalá").

 

4 Respuestas

  1. un juez que desea (“ojala!”) una amnistía universal! no se. Realmente es duro para los humanos de a pie el desear la Justicia!, xq quien está libre de culpa?, pero algo nos dice que la justicia que esperamos no es la amnistía universal.

  2. Mi amada abuela decía que el cielo y el infierno estan aqui. Voy intuyendo con el paso del tiempo que el adverbio señala a nuestro interior y que el dios que nos juzga y nos juzgará es nuestra conciencia.

  3. PREGUNTO:

    1.- ¿El que muere juez resucita juez, o ingresa de vocal en el CGPJ del más allá?… Porque si hay Juicio Final tendrá que haber separación de poderes en el misterioso régimen de la Santísima Trinidad ¿no?… Padre, Hijo y … CGPJ… ¡Menuda sorpresa!… El Espíritu Santo del gallinero… ¡Mon Dieu!

    COMPARO

    2.- Desde el punto de vista termodinámico la entropía del universo siempre crece según la desigualdad de Clausius con lo que vamos camino del infierno universal puesto que al no haber nada fuera del universo tenemos que alcanzar el infierno (temperatura más alta) para retornar al cero absoluto (la temperatura más baja) para volver al paraíso (temperatura adecuada) … En este caso el «Juicio Final» ha de ser una transformación entrópica reversible, lo que señala la necesidad de una sentencia absolutoria de «borrón y cuenta nueva». Es decir; el indulto general. O lo que tu denominas «amnistía general».

    Y DEDUZCO

    3.- Así pues, y por extraño que parezca tus reflexiones «teresianas», coinciden con las leyes de la termodinámica… Resulta, pues, curioso y divertido este nuevo tour a Tentudía en fiesta de difuntos cerrando los ciclos reversibles e irreversibles del devenir universal… ¡Mon dieu!

    4.- En cuanto al sistema divino de notificaciones judiciales parece que la oficina está clausurada dado que el Juicio Final, por su carácter de «final» no admite continuidad alguna de la historia por cuanto entonces no sería final. El Big Bang es mucho Big y más Bang de lo normal.

    5.- Mucho me temo que pasa lo mismo con las condenas toda vez que si el juicio es «Final» no puede haber un «después» purgatorio o absolutorio. Ni siquiera infinitesimal.

    6.- Así pues, lo que tu denominas como «Big Bang» no puede ser otra cosa que la explosión definitiva del entuerto jurisdiccional del Juicio Final. Una especie de gran escape de gas butano inducido por el monumental cabreo de los justiciables en el propio infierno universal. Justo el Big Bang que manda al universo jurisdiccional al más allá todavía…. ¿Más allá todavía…?… Si, parece que si…

    7.- Más que Amén, la ciencia habla, entonces, de «agujeros negros» … una especie de «tio del saco» Dios del Universo que mete a buenos, malos y regulares en ese agujero que por no haber no hay ni luz… ese debe ser, sin duda, el más allá del más allá, libre de las eléctricas…. ¡Mon Dieu!

    8.- FIN DE LA HISTORIA.

    ¡Mulgere Hircum!

  4. Los asuntos complejos como este yo siempre procuro explicármelos con ideas básicas, para que me regalen cierta paz momentánea. Los tratados sobre cristianismo-ateismo-creacionismo-evolucionismo darwiniano procuro leerlos de vez en cuando, mayormente en el mes de Mayo, cuando las flores y los frutos me intimidan con sus esencias.

    De manera que:

    De un lado, está la apuesta del filósofo Blaise Pascal : “ Yo apuesto por la existencia de Dios. Si existe, lo gano todo. Si no existe, no piero nada”.

    De otro, la convicción de Luis Buñuel : “ Yo soy ateo, gracias a Dios”.

    No es desdeñable otra consideración atea: la vida es un fin en sí misma: debe disfrutarse al máximo, y el tiempo malgastado significa el mayor sacrificio que uno puede entregar en una vida finita.

    No acabo de admitir la omnisciencia que se adjudica al Dios cristiano: lo sabe absolutamente todo de todos y de todas las cosas , siempre. En este caso, Dios debería avisarme ya de que dentro de dos años me saldrá un tinnitus en el oido derecho, o de que una mujer de primera me dirá: “Anónimo , por un beso tuyo nasionaliaba yo el amor brujo “ . Me prepararía para esos acontecimientos.

    Creo fundada la tesis de que el hombre ha debido crear la idea de Dios por puro miedo a la enfermedad y a la muerte, un consuelo.

    Por lo demás, yo he estado ya en el cielo, pero no tengo permitido contarlo.

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