La nana que me convirtió en padre.

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En aquellos días todo era nuevo. En casa había una cosa que lloraba, miraba, mamaba y apretaba los puños, a la que llamábamos, quizás exageradamente, "Juan" (porque los nombres "se ponen", y luego, con el tiempo, se van llenando y personalizando hasta que quedan naturales). Juan, mi primer hijo, tenía pocos días de vida y esa noche estaba inquieto. Sin hacer mucho caso de aquel "Duérmete niño" que proponía un inadmisible programa de abandono controlado al niño para que supiera dormirse sólo, mi estrategia era cogerlo en brazos, pasear por el dormitorio despacio, de un extremo a otro, y contar muy lentamente hasta veinte: si llegaba a veinte sin que se moviera, lo depositaba con cuidado en la cuna, y ya estaba. Era un buen método, que además me permitía estar con él pegado en duermevela, lo que no tiene precio. Pero aquella noche algo fallaba, y no había manera de llegar a veinte. Por fin se dejó meter en la cuna sin apenas protestar, lo arropé, y puse, tenue, la nana de los Beatles.

Now it's time to say good night
Good night sleep tight
Now the sun turns out his light
Good night sleep tight
Dream sweet dreams for me
Dream sweet dreams for you.

La voz especialmente dulce y melosa (luego supe que no era Paul McCarney, sino Ringo Starr), lo arropaba también. Los violines, la viola, el violoncello,  el coro, Ringo, eran yo mismo queriendo darle todo, absolutamente todo, a ese niño que apretaba los puños. Un aluvión de cosas adormecidas en forma de buenas noches, de dulces sueños, porque eso era lo único que podía darle entonces, como si el "good night, sleep tight" fuese un embudo abierto por mi lado a todo lo que yo había sido hasta entonces.

Close your eyes and I'll close mine
Good night sleep tight
Now the moon begins to shine
Good night sleep tight

Se durmió. Su padre, que era yo, cerraba los ojos con él, su padre empujaba a la nana para que durase en su sueño. No había mejor banda sonora posible para ese momento. La vida entera era esa nana, no había cosa más importante que ese "buenas noches", que era también un "sé feliz" para la vida entera de eso que estaba empezando. Yo era esa nana.

Good night good night everybody
Evberybody everywhere
Good night.

Yo creo que hasta ese momento mi hijo había sido una noticia, y que a partir de esa nana, comprendí que me había convertido en padre, y que ser padre es estar dispuesto a cualquier cosa para que la noche sea buena.

Quizás es por eso por lo que Juan, a sus doce años, dijo que Ringo es el mejor de los Beatles. No tiene otra explicación.

4 Respuestas

  1. Bellísima nana y bellísimas sensaciones.A la fuerza Juan ha de ser persona especial.Claro que con ese nombre y esos genes-por ambos lados-de casta le viene al galgo.Gracias por compartir,Miguel

  2. Qué ternura de relato, que ternura de padre, se nota que has disfrutado hasta las noches de duermevela.

  3. Si al cariño se une la emosión literaria la verdá es que queda muy durse tu escrito Miguel, yo apretaba a mis niños contra el pesho y le desía ea ea ea mi niño se duerme ea ea y le cantaba alguna nana suave , pero a veses se ponian patosos si me entraban las ganas de cantarle algo en alto para anularlos y macordaba de las cosas de Doña Consha Piquer y les desía ….”y un cariño tuyo será pa mis penas / lo mismo que lluvia de Marso y Abril/ ‘¡ ten misericordia de mi corasóon ¡¡ dime que me quieres, dime que me quierss / dímelo por dioooos ¡¡, y ya cantaito así en tono más sagudo ya mis niños se desian a si mismos uf como viene mamá, con esa inteligensia que tienen aún de shiquillos que te voy a desir yo que tu no sepas, Miguel, y ya se calmaban y se dormían cuando me veían con tronío.

    Tuya que lo es, Conshi.

  4. Qué bonito!

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