La Juez que no detuvo al criminal.

La edición en papel de hoy de un
periódico de tirada nacional abre con una noticia de primera página que me ha
llamado la atención: una Juez no acordó la detención de un hombre que había
sido solicitada por la Guardia Civil, y ese hombre unos días después ha matado
a su mujer. Lo que me ha resultado llamativo no es el hecho en sí (son
frecuentes los casos en que el Juez no da lo que la policía pide), sino que el
equipo de redacción haya decidido convertirlo en la gran noticia del día. El
periódico cita como fuente de la noticia a la propia Guardia Civil. Eso quiere
decir que alguien desde la Guardia Civil ha tenido interés en filtrar a la
opinión pública un dato que por cierto debía ser reservado (pues hay una
investigación judicial abierta), con un “mensaje” claro:  que por no haber seguido el Juez su criterio,
ha muerto una mujer. Y alguien en lo más alto del periódico ha dicho "de
acuerdo", y la ha puesto como la primera noticia del día, en primera
página. 

Pónganse ustedes ahora en la
posición de la Juez.  Tenía en curso una
investigación por robo con violencia, porque el marido había denunciado que
unos desconocidos entraron, golperaron, robaron y se marcharon. La agresión no
había sido catalogada, ni por la Guardia Civil ni por nadie, como de violencia
machista, y no se pidió por nadie ninguna orden de protección de la víctima:
simplemente, se estaba investigando. Naturalmente no es la Juez quien
materialmente investiga, con lupa y acompañada de Watson, sino quien recibe los
atestados e informes de la Guardia Civil y toma decisiones.  Al parecer, (según el cuerpo de la noticia,
que, como siempre, es más fiel a la realidad que el titular) a partir de un
momento dado, la Guardia Civil comienza a sospechar del marido, hasta que el día
28, cuando la víctima pasa a planta y por tanto queda más expuesta, “comenta”
verbalmente con la Juez esas sospechas y, según dice el periódico (es decir, la
filtración de la Guardia Civil) “sugiere” su detención. Por cierto, que pese a esas sospechas, los agentes responsables de la investigación parece que no se sugirieron a sí mismos adoptar medidas de mayor vigilancia, que estaban a su mano: debe ser que el peligro no era ni evidente ni inminente. Pues bien: resultaría más
bien insólito que en esa situación la Juez, sin nadie pedirlo formalmente (ni
el Fiscal ni la Guardia Civil mediante un Informe) acordase una privación de
libertad respecto de una persona sobre la que únicamente se le han trasladado
unas prevenciones o sospechas, sin pruebas. En todo caso, es de imaginar que la
Juez no entendió “todavía” necesario acudir a medidas que, para ser válidas,
tendrían que venir motivadas en una resolución escrita, sobre la base de
fundamentos que no pueden ser simples “sospechas” comentadas verbalmente por la
Guardia Civil. La Juez sabe que los más altos tribunales no paran de hacer
prevenciones sobre la detención y la prisión provisional, insistiendo en que no
deben ser automáticas. En esa tesitura, muchas veces se acierta, a veces no.
Ahora imagínense que la Juez hubiese obrado de manera impecable desde el punto
de vista jurídico (como así parece), y que esta mañana se hubiese encontrado
con esa noticia en la que más o menos se le considera culpable, por
negligencia, de la muerte de una persona.

Lo preocupante es, de nuevo, el
trasfondo. Fíjense que el hecho en sí de haber matado a la mujer no figuró como
noticia de primera página. Parece que, al situar en portada las vicisitudes
judiciales sobre la detención, lo que se pretende destacar es algo así como lo
siguiente: cada vez que un Juez no sigue el dictado de lo que la policía o la
Guardia Civil pide, se está exponiendo a ser señalado (en primera página) como responsable de las
consecuencias.
 
La independencia judicial no sólo es cuestión de apartar a los partidos de la designación de no sé qué puestos judiciales. También plantea a los jueces un difícil compromiso de resistencia frente a las presiones mediáticas. Y policiales, en algunos casos.

6 Respuestas

  1. Lo perverso no sólo está en el lado político/cívico, como intentó justificado de la policía frente al crimen, sino en el modo de redacción de la noticia. No sería suficientemente destacable si sólo se refería al crimen doméstico, era necesario cargar la suerte.

  2. Este es uno de esos casos donde le medio va demasiado lejos. Si a la juez se le ocurre demandar al medio, porque ha sido señalada claramente, y el medio no tiene la petición por escrito, se plantean interesantes escenarios procesales: o el periodista desvela su fuente, o una copia del hipotético atestado pidiendo dicha detención, o una jugosa condena por daños morales.

  3. Anónimo

    Perfecto análisis

  4. Anónimo

    La pena es que otras muchas mujeres asesinadas por sus compañeros o maridos no pasan de ser noticias de un solo día, porque ningún error judicial las lleva a portada dos días después. Y seguimos hablando de violencia domestica, una pena, tantas mujeres muertas por falta de seguridad y protección.

  5. Muy acertadas tus observaciones. Existe una especie de carrera a ver quién llega antes para apuntarse una medalla y quién sale antes para escurrir el bulto, en lo que se refiere a distintos cuerpos de la Administración (cuando de primeras estamos todos en el mismo barco y luchamos por lo mismo). Lamentablemente en mi trabajo también estoy acostumbrada a ver estas carreras que me indignan no porque no se reconozca el trabajo de otros, sino por lo que supone de "pisotear" a los demás y apuntarse tantos que no se merecen; por otro lado, tienes a los medios de comunicación que se esfuerzan en crear noticias como quien crea tendencias. Si no se habla de algo, no existe. Si se habla de algo, que sea con titulares gruesos, muchas veces escritos desde el más mínimo desconocimiento -y desinterés por saber la verdad, que es lo más grave- Y hay otro tema a plantear….las filtraciones interesadas y el uso de éstas.

  6. Anónimo

    Ves Miguel lo que te comentaba, el asesinato de hoy no será tan mediático, en este caso mañana no se hablará de una mujer a la que no se pudo aislar de su agresor, una mujer que no puede estar en uno de los casi desaparecidos pisos de acogida, porque nuestro sistema mantiene ayudas para parlamentarios que cobran más de 4.000 euros, pero recorta a las mujeres y sus hijos que están en peligro.

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