La historia nunca contada

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Credits: Niyazz/Shutterstock (www.sicenceabc.com)

El día de los difuntos tiene forma de iceberg. Arriba, unos cuantos, los contemporáneos, la cresta incesantemente renovada de la historia de la humanidad, una pequeñísima parte que ha nacido, está creciendo, se está reproduciendo y todavía sigue aquí. Sumergida, una enorme multitud que nos sostiene a flote.

Además de los muertos con nombre, de los nuestros, los que acaban de sumergirse, los de nuestras estirpes, los que aquí arriba hasta hace poco tomaban café y hablaban con nosotros de vida y de muerte, pienso en este día en la masa anónima ya no recordada por nadie. Imagino individuos que hace siglos conocieron el sol y la luna, los mismos ríos y las mismas montañas, el dolor y la incertidumbre. Y percibo como un estruendoso rumor ininteligible todo lo que han callado para siempre tantos humanos. La historia nunca contada. Secretos, afanes, delitos, proezas que no han sido recogidos en ningún cuento pero que forman parte del hielo que nos sostiene: el miedo a un tigre, despedidas para siempre en el muelle de un puerto, derrotas en el cuerpo a cuerpo de una batalla estúpida, venenos nunca detectados, verdades escondidas debajo de un malentendido, grandes ideas que no tuvieron tiempo de llevarse a cabo, confesiones que no llegaron a pronunciarse, accidentes que torcieron siglos sin que nadie se diera cuenta, manuscritos que se quedaron a medias y ya no serán hallados, amores que no llegaron a encontrarse. La historia sumergida en el silencio de los muertos.

No hay aleph que permita rescatar lo que no llegó a suceder, pero tampoco lo que sucedió y se ha quedado sin el último testigo. Esa es la perplejidad y el vértigo del día de los difuntos. ¿Quién le pone flores, quién le dedica un pensamiento a la humanidad fósil, a los completamente olvidados, a los que se han disuelto sin nombre en la profundidad del hielo que nos mantiene a flote?

Día de los difuntos: un día para sentirse profundamente humanidad y para celebrarlo de la mejor manera posible: viviendo.

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