Excitación en mayo.

Mayo lleva para mí, todavía, la marca de los mayos del colegio. No era sólo que se llevasen flores a María, era también una luz diferente en los recreos, eran las flores blancas de las acacias a las que llamábamos "rosetas" y que se podían comer, la definitiva victoria sobre el invierno, la ropa más ligera. En los tiempos que precedieron a la lujuria adolescente, lo que se excitaba en mayo no era uno mismo, sino el paisaje, el campo, los árboles, el aire, los otros. Era una excitación ambiental que llegaba en forma de jaramagos y amapolas, de sol más alto y potente, de pájaros enfervorecidos, de árboles verdes otra vez, de juegos a lo loco y sin barro, de rosas voluptuosamente abiertas. Como si todo estuviese estallando. ¿De dónde venía toda esa fuerza?

Mayo, junio, y esa bendita costumbre de la naturaleza de volver a empezar cuando todo parecía demasiado cansado, camino otra vez del verano, que es el último reducto de la eternidad en vida.

5 Respuestas

  1. Mil gracias por tus palabras rebosantes de fuerza. Me recuerdan …

    ROMANCE DEL PRISIONERO

    Que por mayo era, por mayo,
    cuando hace la calor,
    cuando los trigos encañan
    y están los campos en flor,
    cuando canta la calandria
    y responde el ruiseñor,
    cuando los enamorados
    van a servir al amor;
    sino yo, triste, cuitado,
    que vivo en esta prisión;
    que ni sé cuándo es de día
    ni cuándo las noches son,
    sino por una avecilla
    que me cantaba el albor.
    Matómela un ballestero;
    dele Dios mal galardón.

    Anónimo

  2. Miguel,

    No creo que mi comentario pueda añadir más vida al texto de la que destila por si mismo.

    En cualquier caso, te agradezco esta pequeña pincelada literària primaveral, por el efecto evocador q me despierta; recuerdos de aquellas primaveras que vivimos probablemente de manera similar por proximidad generacional, arrullados por los sones de aquel “veniiid y vaaamos tooodos…”, porfiando flores por doquier.

  3. El balcón del obispo florece desordenado entre el cielo y la tierra camino del infierno eterno!!!

    Sorprende la profundidad que revela el texto; más propia de un atormentado abad de Tentudía al que se le ha averiado el autobús de los cubiletes…y exorciza a mayo llamando a la coherencia entre el cielo y la tierra mediante la imagen del retoño pecador, puro todavía, que le lleva flores a la madre de Dios…

    Luz diferente que ilumina el paradisiaco jardín de un protoedén pleno de «rosetas» a temperaturas púdicas de ropas «ligeras»… ¡Mon dieu!… qué liturgia pastoral de angelicales querubines…

    Pero éste paraíso bulle de cuerpos excitados en la estación de la lujuria adolescente que separa las perfecciones del cielo de las imperfecciones de la tierra, de naturaleza impura y pecadora, que se excita, y excita, a todo el mundo sublunar; haciendo aparecer lo voluptuoso de lo diverso y desordenado violando el orden agustiniano de la ciudad de Dios; la paz de todas las cosas… ¡Mon Dieu!… ¡¡¡Qué cocido teresiano!!!

    Jaramagos y amapolas, pájaros enfervorecidos… paraíso enloquecido por la exaltación de la diversidad desordenada… que estalla… ¿estalla?… ¿qué estalla?… ¡La diversidad, idiota!…

    ¡Ojo! yo soy el idiota, porque soy el pobre, aunque como dice Jonas de Orleáns «Los jefes no deben creer que los subordinados les son inferiores por la naturaleza de su ser; lo son por el orden»…

    Hablamos siempre del mundo sublunar porque ya sabemos que en el cielo «los últimos serán los primeros»… ¡Dramática circunstancia!…toda vez que los últimos serán los primeros ¡ETERNAMENTE!… ¡Ojo al dato!…

    Pues bien, ni a San Agustín, ni al propio San Isidoro de Sevilla… se les hubiesen ocurrido símil tan explosivo para caracterizar la primavera… ¡Mon Dieu!… que lírica… ¿Qué plantas tiene el balcón de los peligros?…

    Pero aquí falta la mariposa engendrada por la Chancillería. La misma que ya tiene la lista de protectores de las doncellas atormentadas de Andalucía…. El oratore Serrano en misión de «efecto» especial para restablecer en Andalucía la disciplina del paraíso del orden celeste; «Una domus, unum corpus»….

    Dos «oratores», creador y mariposa, de la misma orden, empujando al unísono hacia la misma concordancia cristiana del cielo y la tierra… como lo harían los moralistas carolingios en el siglo IX… ¡Mon Dieu! … ¡Que gesta!… en la España del 78 prolongado…

    Pero ahora estamos en pleno siglo XXI… ¡Convicciones tengas, y a la plebe juzgues o convenzas!!!

    «Bendita costumbre de la naturaleza de volver a empezar»… ¡Mon Dieu! … El ciclo eterno… donde los últimos serán los primeros…

    CRÍTICA LITERARIA:

    El texto es de un cristianismo tan protomedieval que ni siquiera tiene en cuenta el cambio climático para fijar el último reducto de «la eternidad en vida» en el verano andaluz a las mismísimas puertas del infierno de Celsius; ya a 45 graditos y subiendo…

    ¿No estaría mejor ubicar aquí la eternidad en otoño?…

    No es broma. Esto es serio…

    ¡Muy serio Señor obispo!…Ya no estamos en el siglo IX… le falta otra X cambiando la I

    Decía San Agustín en Enarratio in Psalmis. 39. 6. PL 36. 466:

    «En la Iglesia se establece un ordo, unos vienen primero, otros después y estos últimos imitan a los primeros. Pero aquellos que dan ejemplo a los que vienen detrás, ¿a quiénes siguen? Si no siguen a nadie se extravían. También ellos siguen a alguien y ese alguien es Cristo en persona».

    Esto es lo que dice San Bonifacio, mártir, en el siglo VIII; anglosajón y benedictino él… ¡Si!… de los de la orden del Valle de los Caídos… ¡Manda huevos!

    «…el deber de los obispos consiste en prohibir aquello que esta mal, ayudar a los que flaquean, conducir por el buen camino a los que se han apartado; viene a continuación el cargo del rey, que debe provocar miedo entre los pueblos, pues “todo poder proviene de Dios”; asimismo están los poderosos Y LOS JUECES que son DELEGADOS DEL REY y que deben ser leales, humildes, generosos; deben proteger a las viudas, a los huérfanos, a los pobres, someterse a los obispos, no ejercer violencia sobre nadie, no perseguir las riquezas injustas: dar más bien a los indigentes que desposeer a otros…».

    Hay que dar ejemplo para que la plebe no se extravíe… ¡que los últimos serán los primeros eternamente!…

    ¡CUIDADIN!… que en este orden Mayo es eterno!!!

    (la crítica literaria es gratuita, el resto también… ora et labora…)

  4. El mes de Mayo me gusta porque es inefable, es decir, porque no se puede describir con palabras, por tener cualidades excelsas .

    Tu vas en el mes de Mayo a Bruselas y vuelves igual de consumible. Pero te paseas por la Judería de Córdoba, o te encuentras en la Feria de Sevilla, y tu expresividad es siempre interna, anímica: coges con cariño la copa donde está el vino, miras las flores de los balcones sin conciencia darwinista, las ortiguillas marinas te saben a océano puro, y cuando aprietas la mano a tu mujer o a una mujer, ya se adivina la temperatura que te va a exigir el amor. Te pones a bailar sevillanas y esa maravillosa hembra que tienes enfrente te mira a los ojos, levanta sus brazos para envolverte, se coge el vestido y lo trasiega con elegancia y , ya en tu jurisdicción, gira su muñeca delante de tu cara y se vuelve como diciéndote adiós, y comprendes que eres feliz pero que el mes de Mayo es muy superior a tí, que tu capacidad poética por escrito es limitada y que la gloria debe ser muy parecida al olor del azahar.

    Gracias, Mayo. Si no vinieras al menos una vez al año, yo me moriría de pena.

    Qué es lo quieres de mí,
    si hasta el aguita que yo bebo,
    te la tengo que pedí.

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