El derecho a distinguir

Se expande imparable la cómoda respuesta: "todos son unos sinvergüenzas". Gente como Pérez-Reverte, amante de la brocha gorda y la palabra gruesa, ésa que suscita el aplauso fácil del pueblo, son aclamados cuando gritan por escrito ese discurso que descalifica a la política y a los políticos, para así quedar como "estupendos", puros y valientes.
Me inquieta, sin embargo, que los ciudadanos despreciemos sin matices la política y a los políticos. ¿De verdad son tan torpes y tan deshonestos, y nosotros, los ciudadanos, los periodistas, los empresarios, los funcionarios, los autónomos, los telespectadores, los deudores y los acreedores somos tan honestos y tan lúcidos? ¿No estamos haciendo el juego a los malos políticos, los profesionales de la corrupción y del ensimismamiento, cuando los agrupamos a todos en el saco de la inmundicia? ¿No sería más justo enseñar y aprender a "distinguir"? ¿No deberíamos abandonar ya el "todos son iguales" y empezar a aplaudir a los buenos políticos que hay en cada partido y abuchear con criterio selectivo a los que ensucian y denigran la política?
Necesitamos política y políticos. Más que nunca. La sociedad sin política se queda sin defensas frente al populismo. Ayudemos a quienes quieren hacerlo bien. Castiguemos a quienes lo hacen mal, aunque sean del partido al que generalmente votamos.
Para conseguirlo es urgente reclamar listas abiertas y desbloqueadas. Así la virtud y el vicio no pasarán desapercibidos ni quedarán confundidos, mezclados en el vagón de cada partido. Pasemos del discurso populista anti-políticos a exigir nuestro derecho a distinguir. Tiremos la brocha gorda y enarbolemos el pincel fino. Ojalá pronto los políticos asuman la cultura de la responsabilidad personal por encima del éxito o fracaso electoral de su partido.

5 Respuestas

  1. Me imagino que para eso hay que seguir de cerca la política, algo que confieso que yo no hago, me aburre mortalmente. En cambio se me da muy bien quejarme de lo que no me gusta, creo que por eso sucede lo que cuentas. Que tal vez no soy la única, aunque es solo una opción.
    Saludos

  2. Andrés Ráez

    Eso se debe al escudo protector que los ciudadanos de a pie tenemos para descalificar lo que no nos cuadra. Pero claro, generalizando. Soy asiduo lector de Perez Reverte en la revista Semanal XL, y tengo que darte la razón en cuanto a populismo se refiere.

    Un Saludo.

  3. Amigo Andrés, desde hace tiempo me veo algo obsesionado con el populismo, porque lo advierto en cada esquina, como una ola creciente. Yo pienso que hoy el debate ya no está, por desgracia, en derecha e izquierda, sino en algo más inquietante: democracia (social o liberal, da casi igual…) y populismo (de derechas o de izquierdas, eso sí que da igual: Berlusconi, Chávez, Laporta…).

    Saludos.

  4. Exacto! Como confiesa Begoña, hay una inmensa mayoria de ciudadanos que no siguen de cerca la politica,que les aburre mortalmente…, y yo me pregunto: y eso a quien beneficia?? está clarisimo!Crear un eco social facilón, que no ofrece soluciones pero que parece mentira, despues de tantos siglos, sigue funcionando! manipular todo para que parezca real…,necesitamos politica y politicos y hay que saber de politica para poder ver SUS MATICES.
    En la vida no hay errores, sólo lecciones!
    ¿ no sentis "PANICO" del eco social facilón a que estamos nuevamente asistiendo?
    YO, QUE TÚ NO ME DEJARÍA LLEVAR….
    Un saludo a todos.

  5. "Eco social facilón". Muy expresivo. Recordemos a Machado. Todavía pueden distinguirse las voces de los ecos. Distinguir, discernir, discurrir, para no ser engullidos por el eco del que habla Mariiisa.

Deja tu comentario

Los comentarios dan vida al texto y lo pone en movimiento.