El derecho a agosto.

Empecé el día con corbata y lo he terminado ungido por las vacaciones. Ungido, sí, porque las vacaciones son algo parecido a un óleo sacramental que causa estado. "Estar de vacaciones" es mucho más que tener tiempo libre. Son una cita con uno mismo, con cuentas antiguas, con una muchedumbre de vivos y muertos. Las vacaciones son la zona verde de esta ciudad que se llama alma: un suelo donde están prohibidos los ladrillos y el cemento, donde las raíces subsisten y tienen espacio para sustentar árboles antiguos, ubicados en el hipotálamo de la personalidad. Hay que tomarse las vacaciones en serio, como un precepto sagrado: agosto es el domingo del año, y es pecado mortal dilapidarlo en pequeñas derramas pendientes o en avanzadillas para ganar ventaja en la carrera de septiembre. Agosto es un derecho, y los derechos han de ser tomados en serio. Desde el primer día hasta el último. Prometo ser fiel, y responder con descanso e integridad a ese salario que cobraré sin contraprestación laboral alguna.

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