El cajón de las fotos olvidadas.

 
 
 
 
Algunas imágenes las seleccionamos para clasificarlas en un álbum que es una especie de "versión oficial" de nuestra vida. Pero no, la vida no es un álbum. Se parece mucho más al cajón donde ase han ido acumulando las otras imágenes, las que no han sido seleccionadas, bien porque sales con los ojos entreabiertos o un gesto extraño, porque hay demasiada luz o un contraste mal definido, o porque el motivo carece de interés aparente. Y sin embargo es en el cajón donde estamos nosotros, desordenadamente, en una infinitud de momentos perdidos que dialogan entre sí sin la severidad y el orden cronológico de los álbumes, que poco a poco, a medida que se nutren de años, tienden a parecerse más a un curriculum que a una biografía.
 
Nos cruzamos tarjetas de presentación, suministramos nuestros datos personales a instancias y formularios que preguntan por nosotros, y a veces exhibimos el álbum. Pero sin el fondo de los cajones todo es una media verdad que nos aleja de los demás. Por eso desconfiamos de quienes parecen esclavos de su álbum, de quienes se niegan a sí mismos empeñados en un perfil que no enseña nada más que una apariencia construida para presentarse en público. El cariño y la complicidad no brotan hasta que nos dejamos trastear descuidadamente los cajones. La buena amistad saca las imágenes del álbum y las devuelve al cajón. Claro que sí, tenemos derecho al pudor, a la reserva y a rincones de intimidad especialmente protegidos, pero ¿no es verdad que a veces agradecemos que alguien se interese por nuestro cajón y desbarate nuestra versión oficial? ¿No ocurre a veces que cuando alguien descubre imágenes nuestras que no habían sido seleccionadas nos ayuda a ser leales con nosotros mismos?
 
Sucede lo mismo con las novelas. No me gustan los personajes ordenados con etiquetas visibles. Me interesan mucho más los que no pueden disimular el caos de un trasfondo desordenado y azaroso, aquellos que invitan a sospechar todo lo que no se ha contado de ellos, los que están vivos porque no caben en un álbum.

1 Respuesta

  1. Anónimo

    Hay un terapeuta (muy listo) que el primer conocimiento de sus pacientes lo hace pidiéndoles que hagan un mini álbum con 10 fotos representativas de sus vidas. Es súper curioso lo que elige la gente, muchas veces una compensación de sus carencias y complejos.

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